miércoles, 23 de noviembre de 2011

TEORIA DE LOS AFECTOS

La teoría de los "affetti" o afectos humanos, que nace en Florencia, dice que la música puede transmitir sentimientos y afectar al alma del oyente, a modo de estímulo, con afectos de alegría, quietud o tristeza. Y la vía más efectiva para lograr estos objetivos es la aplicación de la "ley del contraste". El policoralismo veneciano de los hermanos Gabrielli, de Benevoli, etc., alababa la contraposición de planos sonoros. Nace el estilo concertado, donde la fórmula del contraste de diversos elementos musicales se hace mediante el timbre, como observamos en los innumerables conciertos de Antonio Vivaldi.El "tempo" de los movimientos en las obras instrumentales comienza a ser marcado por sus diferencias dinámicas de velocidad, expresión bien plasmada en las suites francesas de Lully o en las del propio Bach. Las voces comienzan a polarizarse, y nace el contraste entre voces graves y agudas, matices muy destacables en las cantatas y también ya en las primeras óperas.


Los límites del estilo barroco en música se suelen situar entre los años finales del siglo XVI, momento del inicio de los experimentos musicales que culminarán en Monteverdi, y 1750, fecha de la muerte de Johann Sebastian Bach, último gran defensor del estilo frente a las primeras voces críticas que proponían nuevas soluciones y que llevarían al triunfo del Clasicismo. Evidentemente, un estilo que impera durante siglo y medio no puede dejar de sufrir modificaciones y evoluciones.En el caso del barroco, pueden distinguirse sin embargo varios elementos básicos que permanecen a pesar de las diferencias: el empleo del bajo continuo y el estilo concertante, que consiste en el enfrentamiento de varios grupos vocales o instrumentales compuestos por diferente número de intérpretes y a veces por diferentes instrumentos, siempre con el bajo continuo como base armónica.

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